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Para mi
era la segunda vez que los visitaba, la primera puedo decirles que me dejó con
algunas dudas –y eso que me gané un bufete gratis- porque lo mejor del bufete
eran sus huevos al gusto; muy bien preparados por la chef -yo pedí
estrellados-, pero de allí en más todo el tiempo hubo escasez en las bufeteras
y batallé para armar mi plato con todo lo que se me antojaba probar.
El
lugar está ameno y limpio, el estacionamiento es MUY LIMITADO y a veces no dan
ganas de ir por no querer batallar. Otro
punto en contra son los guaruras y camionetas blindadas que a veces custodian
el lugar, eso lo hace un poco incomodo, pero después de un rato se te olvida.
Volviendo
a la comida, pues recuerdo que era un bufete mexicano con frijoles refritos,
tamales, enchiladas rojas y verdes, pastel y/o pan dulce, café y chocolate, en
fin, lo clásico.
Al
final no me sorprendieron sus opciones, me pareció un tanto limitado y con poco
sabor para el precio, así que me fui pensando que ojalá mejoraran.
Mi
segunda visita fue ahora sí con la compañía de mi hermana, y bueno, creo que a
estos chavos hay que avisarles que si tienen un menú limitado y no muy sabroso
al menos deberías de asegurar un trato de primera, pero ni eso, ese día no
tuvieron suerte en el trato a este servidor.
Para
los foodies es importante que la comida sea rica, no somos exigentes “full
time” pero si no es de lo mejor, si es imprescindible un excelente trato para
al menos decir… “pasé un rato agradable, seguro volvería”. Pero está demás decir que este servidor
recibe mejor trato del señor de los tacos de la esquina que de ese lugar
–figurativamente-.
Quedémonos
pensando que simplemente, quizá, se me ocurre y pasa por mi mente que… no soy
su target.
Foodie Durango
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